El día mundial de la alimentación cumple 80 años en 2025

Creado en 1945 bajo la tutela de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, el Día Mundial de la Alimentación es una oportunidad para poner de relieve los progresos realizados y los principales problemas relacionados con la alimentación que afectan a la población mundial.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, el problema de la alimentación y la malnutrición era una prioridad esencial. La creación de una organización dedicada este tema en las entonces nuevas Naciones Unidas era un paso obvio, al igual que la creación de un Día Mundial de la Alimentación. 80 años después, la cuestión sigue siendo estando de actualidad, aunque el problema sea hoy más complejo: por un lado, el hambre y la desnutrición siguen siendo un problema fundamental. Por otro lado, y a menudo en la misma región, el problema de la obesidad y el desperdicio alimentario es también una lacra a la que se enfrentan poblaciones y gobiernos. La malnutrición, ya sea por obesidad o por extrema delgadez, es un problema de fondo, debido en parte a la prevalencia de la alimentación industrial y a los intereses económicos. Por otro lado, la agricultura sostenible lucha por competir, lastrada por problemas climáticos y sociopolíticos. En su 80^º aniversario, el Día Mundial de la Alimentación quiere centrarse en los resultados positivos, ya sea a través de proyectos agrícolas concretos o de acceso a alimentos sanos a un precio justo.

Las cifras hablan por sí solas: según el informe 2025 de UNICEF sobre nutrición infantil, los hábitos alimentarios son muy problemáticos para los niños de todo el mundo, con un aumento del número de niños obesos de entre 5 y 19 años, que ya son más numerosos que los niños que padecen hambre.

A escala nacional, las recientes iniciativas emprendidas en varios países han puesto de relieve la creciente concienciación sobre esta cuestión.

Ante la magnitud del problema, un equipo científico ha publicado recientemente un estudio en la revista The Lancet, en el que propone la idea de un reequilibrio alimentario mundial. El concepto es el siguiente: encontrar hábitos alimentarios que garanticen la salud tanto de los seres humanos como del planeta, centrada en los vegetales, la diversidad, la estacionalidad, la agricultura local y respetuosa y el rechazo total a los alimentos ultraprocesados de la industria multinacional. Es una idea ambiciosa, pero es una propuesta concreta que ya podemos utilizar como inspiración para nuestros menús diarios y los de nuestras familias.