Redes Sociales: El Impacto Oculto de la Tecnología Digital en Nuestra Salud

Fuente : Nutriactis/Hospital Universitario de Rouen-Normandie

Scroll tras scroll, las redes sociales influyen en la imagen que tenemos de nosotros mismos. En los jóvenes, esta influencia es aún mas fuerte: 8 de cada 10 chicas afirman que las redes sociales tienen una influencia negativa en la percepción que tienen de su apariencia física. Una hora de exposición diaria puede ser suficiente para contribuir a un malestar, especialmente al fomentar comparaciones con estándares a menudo irreales. Poco a poco, se instala una presión silenciosa que debilita la autoestima. Entonces, ¿cómo utilizar sus redes sociales de manera consciente?

TikTok, Instagram, Facebook… Estas plataformas, basadas en el intercambio de fotos y vídeos, están diseñadas para captar la atención y fomentar la implicación del usuario. El carácter adictivo de las redes sociales refuerza su impacto en nuestra autoestima, nuestra imagen corporal y, por lo tanto, en nuestros comportamientos. Cada día se publican miles de millones de contenidos, algunos de los cuales están relacionados con la alimentación, la apariencia física o el estilo de vida. Estos crean normas implícitas (físicas, de higiene de vida…) que se corresponden con los estándares de belleza actuales.

Para algunos usuarios, las redes sociales pueden volverse problemáticas. Cuando la necesidad de conectarse se vuelve incontrolable y el tiempo pasado en línea interfiere en la vida social, los estudios o el ocio, se habla de adicción comportamental. Este tipo de uso compulsivo suele provocar angustia o sufrimiento, con un impacto real en la vida cotidiana. Lamentablemente, el usuario no siempre es consciente de las consecuencias que su uso tiene sobre su salud. Al igual que con otras adicciones, se desarrolla una tolerancia: cuanto más se navega, más crece la necesidad de permanecer conectado.

El algoritmo, engranaje de esta adicción

El algoritmo de las redes sociales está diseñado para analizar el contenido visualizado y, en consecuencia, proponer contenido similar. De este modo, contribuye a encerrar a los usuarios en una burbuja de recomendaciones personalizadas, lo que aumenta el riesgo de adicción. Los usuarios pasan más tiempo en estas plataformas, lo que favorece una exposición repetida a mensajes potencialmente nocivos y conlleva el riesgo de normalizar comportamientos peligrosos (dietas extremas, body checks*, aislamiento social, etc.). El usuario puede entonces buscar reforzar aún más esta creencia amplificando sus interacciones en las redes.

*Comprobaciones específicas y repetidas de determinadas zonas del cuerpo para evaluar su aspecto

Consecuencias mentales y físicas

Este uso excesivo de las redes sociales puede tener numerosas consecuencias psicológicas, emocionales y físicas. Puede generar sentimientos negativos y favorecer las comparaciones sociales ascendentes*. Esta comparación puede reforzar un sentimiento de inferioridad y, por lo tanto, disminuir la autoestima. También contribuye a la internalización de la delgadez y a la insatisfacción corporal.
A largo plazo, estas consecuencias pueden conducir fácilmente al agotamiento mental y a la ansiedad.

*Tendencia a compararse con personas que se consideran superiores a uno mismo.

El tiempo que pasamos frente a las pantallas puede tener muchas repercusiones, como la falta de sueño, el sedentarismo, el dolor de espalda y la pérdida de productividad, y contribuye al agotamiento físico y mental.

Todos estos factores alimentan la ansiedad, que puede derivar en depresión.

¿Qué?

Algunas tendencias, como los contenidos «pro-ana» (que promueven la delgadez extrema como estilo de vida), «fitspiration» (que glorifica la búsqueda extrema de la delgadez y el rendimiento físico) o el hashtag #SkinnyTok, difunden mensajes especialmente nocivos.

¿Cómo?

Detrás de discursos pseudomotivadores o de la promoción de un estilo de vida extremo y, en ocasiones, escenificado, pueden esconderse incentivos a la restricción, llegando incluso a glorificar el hambre y el dolor. Estas publicaciones valorizan las jornadas alimentarias extremadamente bajas en calorías, con la eliminación de ciertos grupos de alimentos, «body checks»*, prácticas de ejercicio físico excesivas o frases culpabilizadoras. Por el contrario, algunos contenidos incitan a los excesos alimentarios.

*Comprobaciones específicas y repetidas de determinadas zonas del cuerpo para evaluar su aspecto

Estas tendencias aumentan el riesgo de insatisfacción corporal, de prácticas alimentarias desequilibradas y, por lo tanto, la aparición de trastornos alimentarios u obesidad.

Además, los influencers, a través de su comunidad, crean un fuerte sentimiento de pertenencia y dependencia, lo que puede constituir un refugio que favorezca el aislamiento social, factor de riesgo de trastornos alimentarios.

Los retos de la delgadez: un peligro para la salud

¿Una moderación real?

Las plataformas tienen dificultades para frenar la propagación de estas tendencias nocivas. En efecto, TikTok ha eliminado oficialmente el hashtag #SkinnyTok. Pero, lamentablemente, continuamente aparecen alternativas que escapan a la moderación. Por lo tanto, es necesario implementar soluciones sostenibles para contrarrestar estos movimientos, que se aprovechan tanto de las fallas de la moderación como del poder de los algoritmos.

Si bien las redes sociales pueden difundir mensajes peligrosos en ocasiones, también pueden ser espacios de inspiración y bondad.

Algunas cuentas comparten citas motivadoras o deliciosas recetas equilibradas.

Por lo tanto, es fundamental aprender a utilizar estas herramientas con espíritu crítico y de forma razonada, para aprovechar sus aspectos positivos sin caer en trampas.

En esta línea, hay dos tipos de contenidos en las redes sociales que fomentan tanto la concienciación como la desculpabilización. En primer lugar, el Body Neutrality, en la que el contenido no se centra en la apariencia del cuerpo, sino en sus funciones; una alternativa más neutra al moviento Body Positivity. También están los contenidos sobre la recuperación de los trastornos alimentarios, que son contenidos de sensibilización sobre los trastornos alimentarios en los que se recogen principalmente testimonios.

Las redes sociales no sustituyen a los profesionales sanitarios. Los contenidos que se encuentran en ellas deben abordarse siempre con precaución y espíritu crítico.

En definitiva, las redes sociales no son ni buenas ni malas en sí mismas. Su impacto depende de cómo se usen, del contenido que se consuma y de la percepción que se tenga de ellas. Aprender a usarlas con perspectiva y benevolencia permite protegerse.

« La belleza comienza en el momento en que decides ser tú mismo.» – Coco Chanel, (traducido del francés)