Comer de Temporada: Bienvenidos al Otoño

septiembre 25, 2025

Atrás queda el verano, los niños vuelven al colegio… Es el momento idóneo para disfrutar de los productos del huerto que han madurado bajo los rayos del sol, y de llenarse de vitaminas y color antes de la llegada del invierno. Guía práctica.

Deliciosa, versátil y fácil de transportar, es la fruta popular por excelencia. Disponible todo el año, es sin duda más dulce y jugosa durante el periodo principal de recolección, entre agosto y finales de octubre. Verde, roja o amarilla, sus múltiples variedades ofrecen sabores y texturas que van de lo ácido a lo dulce, y de lo tierno a lo crujiente. Las manzanas tienen la gran ventaja de conservarse durante mucho tiempo. Opta por piezas firmes, con la piel lisa y tersa, selecciónalas bien y consérvalas dispuestas en una caja o bandeja de madera, bien separadas entre sí, en un lugar fresco y ventilado. Lávalas antes de servir.

Ideas:

Por supuesto, cómelas crudas. También se pueden añadir a las ensaladas (de endivias y nueces, por ejemplo) y a los postres, en la tradicional tarta de manzana o cocidas en compota, con especias, como canela, anís estrellado, etc., en lugar de añadir mucho azúcar.

Aportes nutricionales:

Puede que el dicho «una manzana al día es salud cada día» sea un poco exagerado, pero las manzanas siguen siendo una fruta interesante desde el punto de vista de la salud, sobre todo por su contenido en fibra, pectina y antioxidantes. Lo ideal es comerla con piel, así que elige fruta ecológica o no tratada y lávala antes de comerla. 

Con sus colores vivos y sus divertidas formas, cuando aparecen en los mercados no pasan desapercibidas. Naranjas, verdes, blancas, a veces incluso azules o con originales marcas, sorprenden e intrigan. Es en octubre cuando las cucurbitáceas, y especialmente la calabaza, cobran todo su esplendor con Halloween. Aunque no es aconsejable comer la carne de una calabaza linterna (puede dañarse con las velas, las manos de los «artistas» o los insectos), las cucurbitáceas y calabazas son las favoritas de los menús otoñales. Pueden conservarse enteras durante mucho tiempo, sobre todo si aún conservan el tallo y se almacenan en un lugar seco y a temperatura ambiente.

Ideas:

La pulpa de las cucurbitáceas es ideal para preparar una sabrosa sopa para toda la familia. También se pueden asar después de cortarlas en trozos o simplemente ahuecarlas. La cocción prolongada ablanda la piel y puede comerse, ya que tiene un aporte importante en fibras, o retirarse más fácilmente una vez cocida. El sabor ligeramente dulce de ciertas variedades es ideal para hacer magdalenas o pasteles esponjosos, sin necesidad de utilizar demasiada materia grasa. No hay que olvidar las deliciosas semillas, que pueden tostarse en el horno y comerse en granola o como aderezo de sopas.

Aportes nutricionales:

Ricas en fibra y en agua, su pulpa anaranjada está repleta de carotenoides, que aportan beneficios para la piel y el sistema inmunitario. También contienen luteína, que puede ayudar a proteger nuestros ojos, sobre todo de los radicales libres. La semillas de calabaza son ricas en proteínas.

Se pueden conservar todo el año para nuestro disfrute, pero las avellanas y las nueces están en su mejor momento entre septiembre y octubre, en lo que respecta a las avellanas, y entre septiembre y noviembre, en lo que respecta a las nueces frescas. Solemos buscar los ejemplares más bonitos en el mercado o en el bosque, comprobando que la cáscara está intacta y sacudiéndolas para asegurarnos de que el fruto no se ha secado. Para mantenerlas enteras, déjalas en una caja o cesta y sacúdelas de vez en cuando para que circule el aire. Las nueces sin cáscara pueden conservarse al abrigo del aire y la luz, e incluso congelarse.

Ideas:

Una vez rota la cáscara, con un cascanueces u otro utensilio, la fruta se come al natural. Enteras, partidas o molidas, también son tus aliadas a la hora de elaborar deliciosos pasteles o añadir textura a la granola. Tostadas en el horno o en una sartén (cuidado, porque se queman rápidamente), pueden espolvorearse sobre una ensalada o una sopa.

Aportes nutricionales:

Las nueces y las avellanas están repletas de nutrientes, como vitaminas (sobre todo del grupo B) y minerales como el hierro, el magnesio, el zinc y el cobre. También contienen fibra y proteínas. Estas frutas oleaginosas son muy ricas en ácidos grasos poliinsaturados, lo que las hace beneficiosas para proteger contra el colesterol y otras enfermedades cardiovasculares, pero esto significa que su impacto calórico también es importante. Un puñado al día es suficiente para obtener todos sus beneficios.